Como parte de la agenda del Consejo de Ministros, se aprobó el Esquema Provincial de Ordenamiento Territorial de Guantánamo, un instrumento que ofrece a la dirección de la provincia la propuesta de ordenamiento de las estructuras territoriales de carácter socioeconómico y ambientales a largo plazo.
Guantánamo.–Año 1985; 26 de julio. «Esta provincia tiene características especiales (…), la vida le ha dado condiciones históricas y naturales que la ha obligado, y la obligará, siempre, a ser un pueblo esforzado, luchador, combativo».
Las palabras venían de Fidel; no hacía falta argumentar la certeza, pero él lo hizo. Habló de un «estorbo», en alusión a la presencia yanqui en el territorio de la ilegal Base Naval en Guantánamo, lo que impide explotar a plenitud las capacidades de la bahía.
Luego ilustró con cifras y ejemplos el rigor de la naturaleza aquí: «el 73 % del territorio ocupado por las montañas (…), un clima muy seco en la región sur, donde están las áreas llanas (…); es una de las regiones más secas del país, su territorio agrícola no es abundante».
De un complejo escenario hablaba aquella tarde Fidel, ante la multitud que desbordaba la plaza Mariana Grajales. Mas, su razonamiento insuflaba optimismo; «Guantánamo es una prueba de que la lucha contra los problemas de la pobreza y el subdesarrollo tienen solución; aquí la ciencia tiene un desafío», dijo, y repitió el vocablo en plural; había otros retos: «el éxodo de las montañas; (…) la sequía y la salinidad».
A juicio del doctor José Antonio Rodríguez Oruña, jefe del Departamento de Desarrollo Local en la Universidad de Guantánamo (UG), aquellos desafíos siguen marcando la brújula del futuro en el territorio. «Tales empeños de por sí son difíciles, pero las posibilidades de enfrentarlos son ciertas; la provincia tiene potencial para eso», sostiene el experto.
Una apreciación que a todas luces coincide y entra en los cálculos de quienes trabajaron en la propuesta de Ordenamiento Territorial (OT), valiosa guía para la planificación y la toma de decisiones asociadas al desarrollo en la más oriental de las provincias cubanas.
RARA SEÑAL, ¿UNA CLAVE?
Dejó las calles de asfalto, la cercanía de los servicios básicos, la vida y el hogar citadino en Guantánamo. A las comodidades de esta ciudad renunció Saúl Matos Lobaina, y con él la familia, para adentrarse en un valle del municipio de Niceto Pérez. Y en aquel sitio que reverencia su nombre, El Silencio, levantaron la nueva morada.
Es el suyo un camino distinto al que durante décadas han seguido decenas de miles de coterráneos, gente que, año tras año, decidida a probar suerte dentro o fuera del territorio, le ha dicho adiós a los campos del Alto Oriente.
Saúl Matos hizo lo contrario: se despidió del oficio de electricista en un taller de ferrocarril, y se fue a la agricultura, que debiera ser locomotora económica de la Isla, pero que sigue urgida de brazos para aprovechar mejor los recursos de las regiones agrícolas.
¿Qué motivó a este hombre a buscar el campo? «las ventajas que en él encontré: produzco en coordinación con la empresa (Industrial de Granos). Rico no soy, pero vivo bien. Aquí hay electricidad y todo me queda cerca: la bodega, el consultorio médico, la escuela...».
«En esta tierra veo el fruto de mi trabajo, mire mis cultivos qué lindos, vea esas dos naves, en ellas tengo 105 puercos, la comida se las garantizo yo mismo, aquí. Comercializo todo a través del Estado. El trabajo es duro, sí; pero oiga, ¡me pagan bien, bien!».
Dice Saúl Matos que la familia entera trabaja en la finca que recibieron en usufructo: 24 hectáreas de suelo pardo carbonatado; «un tesoro, da para vivir nosotros y mejorar la vida de otros».
Tal vez la experiencia de Saúl Matos encierra una clave para lo que busca Guantánamo: tierra, abundante cacao, coco, café, y que produce también miel de abejas, frutales, carbón vegetal, maderas preciosas, y dispone de suelos para producir alimentos.
De riquezas está preñada la campiña guantanamera, pero no dispone de la fuerza laboral necesaria para explotarlas. La gente se escurre desde hace décadas, en busca de otros horizontes. Del lomerío salió, por ejemplo, la gran mayoría de las cerca de 21 000 personas que habitan más de 5 000 viviendas en la periferia de la ciudad del Guaso.
Las desproporciones en tal sentido son elocuentes. Aunque las montañas ocupan casi dos tercios del territorio, en ellas vive poco más del 36, 3 % del total de la población.
No es un fenómeno nuevo ni único de Guantánamo; tampoco de Cuba. Se trata de una tendencia mundial. Pero aquí es preciso eliminar las causas que lo generan: problemas para el acceso vial a las zonas rurales, servicios e infraestructuras que necesitan refuerzo...
Así lo refleja el diagnóstico previo al Ordenamiento Territorial de Guantánamo, en el cual también aflora el espíritu de Fidel, sin obviar las durísimas circunstancias económicas en que Cuba enfrenta hoy cada reto. «Tenemos que multiplicar nuestro esfuerzo de atención y mejoramiento de condiciones de vida en las montañas, (…) de ello dependen producciones que son muy importantes para el país».
MIENTRAS LLEGA LA SOLUCIÓN
Transformaciones, recursos y años habrá que emplear para devolverles a los campos guantanameros sus atractivos, y con ellos los brazos que necesita. Será un proceso largo y complejo.
Por eso el Ordenamiento Territorial sugiere activar transitoriamente ocho campamentos del Ejército Juvenil del Trabajo, en igual número de zonas de silencio productivo, que son de interés económico. De igual forma, propone potenciar migraciones hacia lugares de capacidad agroproductiva.
También plantea que las tierras de alta productividad se destinen exclusivamente a la producción de alimentos, evitando construir en ellas nuevos asentamientos humanos.
Otras posibilidades como el turismo de naturaleza, a partir de las bondades que la Madre Natura le concedió a la provincia, así como la consolidación de polos productivos en los sectores estratégicos de desarrollo, y el aprovechamiento de las fuentes de energía renovables, a través de parques fotovoltaicos y eólicos, están en la mira de la propuesta.
Y para las recurrentes sequías que dificultan el riego en la agricultura y el suministro de agua a la población, la industria y el ganado, en los valles –de Guantánamo y Caujerí–, se plantea el Trasvase Norte-Sur, a partir del caudal del Toa.
De paso, esa solución aportará energía limpia, creará nuevas fuentes de empleo y dará respuesta a otro sutil desafío que lanzó Fidel en Guantánamo, hace 35 años: «¿qué hacer para utilizar los recursos hidráulicos, sobre todo, de los ríos que vienen de las montañas?».
GUANTÁNAMO, AÑO 2030
Los guantanameros consumirán más y mejores bienes producidos con manos propias; dependerán menos de las importaciones; exportarán más, y la matriz energética de la provincia habrá dado el giro esperado.
Las cadenas productivas, el autoabastecimiento municipal y la soberanía alimentaria estarán más cerca de la realidad que del sueño. En esa etapa los hogares serán mejores; vivirá menos gente en sitios vulnerables, y residirán muchas más en la serranía.
Distinta, más dinámica y sólida, se mostrará la economía del Alto Oriente cubano, aunque no cambie su base agrícola, porque cambiarla sería ir contra natura.
A esas metas apuntan el Ordenamiento Territorial y la estrategia de desarrollo, en complicidad con la ciencia. Guantánamo sabe adónde quiere llegar y cómo. Ahora son sueños, pero cuentan en planes. Su cumplimiento honrará ese carácter de «pueblo esforzado, luchador, combativo», que ponderó Fidel aquella tarde de julio en la plaza Mariana Grajales.
ORDENAMIENTO TERRITORIAL A LA MEDIDA DE GUANTÁNAMO
Como parte de la agenda del Consejo de Ministros, se aprobó el Esquema Provincial de Ordenamiento Territorial de Guantánamo, un instrumento de planeamiento que, según aseguró Samuel Rodiles Planas, presidente del Instituto de Planificación Física, ofrece a la dirección de la provincia la propuesta de ordenamiento de las estructuras territoriales de carácter socioeconómico y ambientales a largo plazo.
El gobernador de Guantánamo, Emilio Matos Mosqueda, consideró que esta es una propuesta pertinente, en total correspondencia con las perspectivas de desarrollo de la provincia y un énfasis en el empleo de los recursos endógenos.