Escrito por Ángel E. Ramírez Goliat // Foto: Rudens Local Guerra
Felippo y Fernando, nacidos en la cuna de las artes escénicas, desde temprana edad manifestaron una profunda vocación por brindar su talento al público guantanamero, ya sea como titiriteros, narradores, zanqueros, payasos y músicos. Los Velázquez Rodríguez hoy se consagran como jóvenes promesas del arte de las tablas.Nos conocimos durante la trigésimo cuarta edición de la Cruzada Teatral Guantánamo-Baracoa, y desde ese momento el periodista avizoró una amistad con ese par de muchachos que, cuando se trata de hacer reír al público con sus ocurrencias y carisma, no tienen límites.
Sentados en su casa, al norte de la ciudad de Guantánamo, conversamos diáfanamente sobre sus orígenes y trayectoria, familia, influencias…
Fernando: Nosotros venimos actuando desde los cinco años. Tenemos el privilegio de pertenecer a una familia de artistas: mi mamá es instructora de Música y mi papá es profesor de Teatro, también nos nutrimos de la influencia de Ury Rodríguez Urgellés, nuestro padrino.
Felippo: Nadie nos impuso subirnos a un escenario a actuar o cantar, todo fue por mera vocación. Si queríamos cantar, lo hacíamos; si nos interesaba aprender a montar zancos, Ury nos enseñaba; así fue con todo. Fue algo que nació en nosotros y lo desarrollamos.
Durante la educación primaria, empezamos a estudiar Música: yo en piano y Fernando en violín. Luego dejamos la escuela y decidimos que definitivamente lo nuestro era el Teatro. Junto a nuestro padre Tomás creamos el proyecto La Cuadra, y estuvimos haciendo actividades comunitarias, ahí mismo en el barrio.
¿Por qué el nombre La Cuadra?
Fernando: El proyecto nace aquí, en esta calle: 11 Norte entre San Lino y Santa Rita. Los integrantes al principio éramos vecinos, gente del barrio, de ahí el nombre. El objetivo era llevar el arte a las comunidades, cuadra por cuadra. Así empezamos a cultivar esa pasión por el teatro callejero, convirtiéndose en algo familiar y, por supuesto, conectando más con el público y el escenario: las calles.
Felippo: Actualmente seguimos presentándonos en los barrios. Ahora lo hacemos solo los dos, porque mi papá no está en el país, pero el sentimiento perdura, y es como si estuviera presente. También hemos colaborado con los cruzados en la ciudad, enorme experiencia, porque trabajas junto a artistas que llevan toda su vida actuando y siempre se saca experiencia de ello, todo fue preparándonos para lo que en realidad queríamos, y nos llegó la oportunidad en noveno grado: la escuela de Teatro.
Al hablar de su experiencia en la Academia de Actuación de Bayamo, en acto de complicidad, ríen y la mirada se torna nostálgica.
Fernando: Imagínate tú. Estuvimos bajo la mirada severa de Juan González Fiffe, actor, dramaturgo y director del Teatro callejero Andante, del mismo Bayamo.
Felippo: En verdad, aunque solo estuvimos curso y medio en la academia, le sacamos un provecho inimaginable. Hasta ese momento conocíamos lo meramente básico del teatro. Se puede decir que adquirimos un conocimiento más teórico, pedagógico y profesional.
Recientemente ingresamos a las filas de la vanguardia artística joven cubana, la Asociación Hermanos Saíz (AHS).
¿Cómo surge la idea?
Felippo: Durante la anterior Cruzada Teatral conocimos al presidente de la AHS, el periodista Dairon Martínez Tejeda, y desde el primer momento nos brindó su total apoyo para el ingreso. Reunimos todo lo necesario, presentamos el proyecto y felizmente nos aceptaron.
Fernando: Actualmente estamos felices de pertenecer a sus filas. Creo que la AHS es fundamental en el proceso de crecimiento de los jóvenes artistas, porque te da acceso a proyectos, becas de creación, eventos teóricos…, materializar las ideas que tengas en cuanto a creación artística.
De la Cruzada Teatral...
Fernando se levanta a colar café y el aroma envuelve el ambiente; Felippo, claramente emocionado, procede a narrar sus experiencias:
La Cruzada fue una experiencia inmensa. Bueno, tú estuviste allí. Interactúas con personas que con solo verlas a los ojos, se les nota el agradecimiento por llevar tu arte para ellos. Todos quedamos marcados por algún suceso ocurrido durante nuestra estancia. Creo que eso forma parte del proceso de formación de un artista, una cruzada teatral es lo más atrayente que puede encontrar un actor.
Llega Fernando con el café…
Estar por esas serranías durante un mes, a veces más, te marca. Desde niños participamos con los cruzados en la ciudad, pero en esta edición Ury nos llevó pa’ las lomas, y ahí nos codeamos con artistas de todo el país, incluso, extranjeros. Haces amigos, familia; compartir la cama, bañarse en los ríos, visitar lugares y contemplar nuestra naturaleza tan excelsa te fragua como ser humano, y transformas el teatro que haces en humanidad.
También han incursionado en la narración oral…
Fernando: Como narradores tenemos una poesía performática, una trilogía de cuentos llamada Los cuentos de mi tío Urcinio, y con la que ganamos un concurso nacional de narración oral.
Felippo: También tenemos números de zancos, de clown (payasos) y títeres.
¿Con respecto al público guantanamero, como ha sido el apoyo recibido?
Fernando: Desde pequeños fue cálida la recepción. El hecho de ser mellizos, muchas veces genera empatía en la población, y cuando nos ven por la calle con la escenografía habitual o con los instrumentos musicales, nos saludan, dan muestras de afecto, y eso me incentiva a crear más.
Felippo: Queremos darle al pueblo guantanamero las gracias, por su apoyo sentimental que tanto influye a la hora de crear una obra, y que forma parte de nuestro quehacer diario, nuestra razón de ser.