Hay que ser y son
- Yanelis Matos Samón
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Ser o no ser, la famosa duda del príncipe Hamlet, el archiconocido cuestionamiento del drama Shakespereano, puede servir de pretexto motivador, para desde una mirada atemperada a la realidad cubana y global saber valorar: cómo ser un joven de estos tiempos, cómo tiene que, en el respeto de su pluralidad, la juventud cubana en su condición de protagonistas del rol histórico al que se les ha convocado: mantener la irreversibilidad de la Revolución .
Una misión puesta en las manos de la juventud por el Comandante en Jefe Fidel Castro, en aquel encuentro medular en la Universidad de la Habana, el 17 de noviembre de 2005, donde llamó a que los pinos nuevos del mañana mantuvieran las conquistas alcanzadas por los pinos de ayer y de hoy, combatiendo cualquier muestra de blandenguería que pueda intentar destruir el proyecto social humanista que construimos y que entre todos estamos llamados a perfeccionar.
Para los que hoy nos toca tener la responsabilidad social de su formación, cada espacio de encuentro con los jóvenes debe convertirse en momentos para discutir sin anquilosamientos de ningún tipo, retóricos conceptos, enclaustramientos que intenten resistirse a los nuevos tiempos, y con la necesaria y total transparencia que demanda, la sociedad que queremos y tendremos que construir, con el liderato de lo mejor de la juventud cubana en ese papel de vanguardia, de arcilla fundamental como dijera el che.
Muestra del verdadero diálogo a tenerse y lograse nos lo muestra de forma permanente el primer secretario del comité central del Partido y Presidente de la república Miguel Díaz- Canel Bermúdez. Pero este ejemplo no siempre es imitado desde quienes, desde la institucionalidad, también tienen esta responsabilidad.
Más allá del ser o no ser, para la juventud cubana la cuestión es sólo de ser y ser, inspirados en los innumerables ejemplos de aquellos jóvenes que durante más de 100 años de luchas, dieron su sangre por esta libertad –al decir del poeta- de corazón abierto que hoy disfrutamos.
Se trata de ser, y nuevamente lo están siendo y demostrando en estos tiempos de batalla contra la pandemia y contra los mal intencionados que solo ven las manchas del Sol.
Se trata de ser, desde el pedacito que nos toca defender, cada día más soñadores y realistas, más sensibles, alegres y responsables, más defensores de la utilidad de la virtud, que es en esencia ser verdaderos revolucionarios.
Así se les ve este 12 de agosto, Día internacional de la juventud, en el que los tradicionales jolgorios son sustituidos por el cumplimiento de diferentes misiones en hospitales, centros de aislamientos y múltiples tareas de la producción y los servicios, y las sonrisas brotan cuando se logra salvar otra vida.