La aprobación una vez más en la Asamblea General de las Naciones Unidas, de la Resolución “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”.
Es la Victoria cubana número 28 en la ONU, desde que 1992, en que año tras año, la Isla presenta este informe y el mundo respalda su causa, casi de manera unánime, como mejor respuesta de condena a la genocida política de Bloqueo impuesta por la Casa Blanca.
Una especie de demoledora bofetada de los pueblos del mundo a la inclusión de Cuba en una lista de países patrocinadores del terrorismo, a las medidas impuestas por la pasada administración de Trump, y que el actual Gobierno de Biden, pareciera desconocer, y a quienes de forma ilusoria sueñan con grandes estallidos sociales y primaveras de colores.
Es el verdadero apoyo de la comunidad internacional a esta heroica Isla del Caribe, que comete el pecado de defender su proyecto social, un país que se resiste y se resistirá siempre a cumplir los designios del Norte Revuelto y Brutal, como llamó José Martí a la Norteamérica imperial.
Están los que, con un lenguaje incoherente y retórico, utilizando las redes sociales con guiones prefabricados llaman a apoyar los nuevos proyectos democráticos de la Isla, y a “unir esfuerzos para lograr la definitiva Cuba Libre”.
Pareciera que con el recrudecimiento del bloqueo y en medio de la pandemia sería el “Ahora o Nunca” para el derrocamiento de la Revolución Cubana.
Olvidan la autenticidad de un proyecto social que se construye en esta Patria, desde el Primero de Enero de 1959, por cuya soberanía dieron la vida miles de sus mejores hijos. Tierra querida que está dispuesta a defender todo un pueblo.
El precio de Cuba “Por esta libertad de corazón abierto”, como diría el poeta Fayad Jamis, ha sido y es muy alto.
Baste mencionar las carencias y sufrimientos provocados por un cruel bloqueo de seis décadas, y que solo en este último año de pandemia costó la pérdida de unos 10 mil millones de dólares, negando a los cubanos el acceso a los más variados mercados, incluso el de los medicamentos.
Cuenta el Evangelio que ante la insidiosa pregunta que los espías mandados por los maestros de la ley y los jefes de los sacerdotes, hicieron a Jesús de Nazaret, sobre si estaba permitido pagarle los impuestos al César, el legendario emperador romano, el Rey de los Judíos, conociendo las malignas intenciones de sus interlocutores, contestó: “Den al César lo que es del César…”.
Hago referencia a este pasaje bíblico para, salvando las diferencias, hacer una analogía con la contundente respuesta que la comunidad internacional acaba de darle al imperio de la era moderna que con sus legiones siembra la muerte e intentan dominar el mundo.
En la sala principal de la sede de la ONU, el mundo nuevamente contestó con un demoledor SI, al cese del bloqueo, y para reafirmar su respaldo a Cuba.
El voto de condena, 184 países a favor de Cuba, en contra los Estados Unidos e Israel, y la abstención de Brasil, Ucrania y Colombia.
En la ONU el mundo votó por la justicia. Por el ejemplo de resistencia y solidaridad que, a pesar de las restricciones del bloqueo Cuba da al mundo.
En su retórico discurso el representante de Estados Unidos pidió una respuesta del planeta para Cuba, y la mayoría de las naciones se la dio, aunque no la que ilusamente aspiraban.
Al imperio una vez más en la ONU el tiro le salió por la culata. Ahora a remorderse las hieles y cobren la cuota que corresponde al César y a Cuba lo que es de Cuba: el amor y la solidaridad mundial.
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