En sus áreas una docena de muchachos juegan al fútbol, deporte que a nivel de barrio y comunidad en la Cuba de hoy, se practica más que nuestro béisbol.
Son jóvenes del Guantánamo nuestro, del territorio que lleva ceñida en su bahía una ilegal base norteamericana en contra de la voluntad de su pueblo.
Ellos, juegan fútbol bajo la lluvia, no lo hacen en una cancha ideal, y de seguro no patean ni un nike, Mikasa, Puma o cualquier balón de marca superreconocida. Pero eso no importa mucho.
Corren de una portería a la otra, algunos descalzos, otros con tenis que quién sabe cuántas veces se habrán cocido o pegado, pero eso, eso tampoco importa.
Ellos adoran su felicidad, sin tiempo para reparar en la seguridad ciudadana que los rodea.
Seguridad ciudadana que es también una de las mayores , conquista de la #RevolucionCubana, bien lo saben sus padres y abuelos que al caer la tarde los verán volver a casa, si la bala de un fanático en sus cuerpos o el ataque de algún extremista o xenófobo.
Dentro de un rato ya no estaré en la ventana, la lluvia y el juego terminarán, y los muchachos volverán a casa, el balón un poco bajo de aire, algunos tenis más despegados, pero la dicha será la misma.
Porque mañana, mañana nuevamente habrá que volver a patear nuevos goles y tal vez se vuelva a jugar bajo la lluvia.