La tarde del primero de julio de 1977 llegaba a su fin, cuando el máximo líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, y un grupo de compañeros ganaban la cima de El Alto del Quimbuelo, para desde allí disfrutar la belleza del Valle de Caujerí y definir estrategias que permitieran el desarrollo agropecuario, económico y social de ese sureño territorio de la provincia de Guantánamo.
Ubicado a 60 kilómetros al este de la capital provincial, el Valle está enclavado en el sistema montañoso más oriental del país y pertenece geográficamente al municipio guantanamero de San Antonio del Sur. Es una depresión –no plana- en medio de la confluencia de elevadas sierras como las de Purial e Imías, con más de mil metros de alturas y la de Caujerí, cercana a los 500.
En realidad, el Valle de Caujerí es la cuenca del río Sabanalamar, que, en los escasos períodos lluviosos, presentes en la región, nutre sus pequeños afluentes de los escurrimientos superficiales de las vertientes de estas sierras que dan a la hondonada.
Varios son los asentamientos poblacionales de la región, entre los que se destacan Guaibanó, El Corojo, Manguito, y otros diseminados por colinas y llanos, hasta Puriales de Caujerí, situado más al norte.
Los días primero y dos de julio de 1977, Fidel recorrió y acampó en el Valle, donde se reunió con campesinos en el Círculo social de Guaibanó, exhortándolos a fundar Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA), participar en la rehabilitación de sus dañadas áreas agrícolas y en el desarrollo económico integral de la región.
45 años después
Un hospital en Puriales de Caujerí, una fábrica de conservas de frutas y vegetales, consultorios del médico de la familia, joven club de computación, escuelas de los diferentes niveles de enseñanza, un instituto politécnico agropecuario y una subsede universitaria donde jóvenes de la región cursan la carrera de agronomía, muestran el desarrollo social existente en la zona 45 años después de la primera visita del Líder de la Revolución.
En comunidades construidas por la revolución, como el reparto Flora, viven obreros y campesinos, la mayoría de ellos vinculados a diferentes formas de producción cooperativa, que abarcan más de 105 caballerías de tierra.
De positiva valoran los campesinos la aplicación de la ciencia y la técnica en el aumento de los rendimientos de sus cultivos. Así sucede con los resultados que se obtienen en la estación territorial de protección de plantas y en las casas de cultivos tapados, donde se logran posturas sanas y de alta calidad, que elevan las producciones de los cerca de mil labriegos de la región.
En todos estos años se realizaron importantes y costosas inversiones, dedicadas fundamentalmente a resolver su gran problemática: el agua, incrementando los sistemas de riego y una gran obra hidráulica como es el trasvase por gravedad del agua, desde el río Sabanalamar hasta la presa Pozo Azul.
A 45 años de esta histórica visita, hacer realidad los sueños de Fidel de convertir al Valle de Caujerí en un verdadero jardín productivo, es motivación especial para los hombres y mujeres que día a día trabajan en este bello y singular emporio agrícola guantanamero.