Mientras los autos y peatones irrumpen ruidosos por las calles Los Maceo y Emilio Giro, justo en la esquina donde confluyen ambas arterias, una edificación se mantiene en total silencio: la Biblioteca Provincial Policarpo Pineda Rustán, otrora Ayuntamiento de Guantánamo, inmueble de estilo ecléctico diseñado por el arquitecto José Lecticio Salcines.
El edificio es de los más conocidos en la ciudad, por su llamativa estructura, pero también por servir de cobijo a estudiantes, profesores, investigadores, literatos, lectores que acuden allí en busca de información, el libro de preferencia, la inspiración para algún escrito y trabajos de curso.
Por generaciones, los guantanameros han recorrido sus pasillos; es lugar imprescindible en la vida social y cultural del Guaso, porque ese santuario del saber comparte responsabilidad con la salvaguarda del patrimonio documental del territorio, garantía de la memoria histórica colectiva del Alto Oriente cubano.
Pinceladas de la génesis
La Policarpo no fue la primera biblioteca de Guantánamo, explica María Josefa Sánchez Heredia, jubilada del centro, quien se ha convertido en una suerte de historiadora institucional.
En 1914, por una moción del concejal Cheché Sánchez, surgió la primera biblioteca municipal, de 1922 a 1925. Dos años después se instaló una pequeña sala de lectura en Martí y Bernabé Varona, pero un incendio en 1930 hizo cenizas los fondos bibliográficos existentes”, detalla la entrevistada.
Sánchez Heredia recuerda que en julio de 1941 se inauguró un centro bibliotecario con el nombre de José Antonio Saco, y en 1957 se acondiciona otra locación conocida como Regino Eladio Boti Morales (nombre del abuelo del poeta), ambos fueron los más consolidados antecedentes de la actual biblioteca, que desde el 9 de agosto de 1970 tomó como sede la actual, en Los Maceos # 915, con más 90 mil ejemplares entre libros, monografías, revistas y periódicos.
En aquel entonces -comenta la interlocutora- ser bibliotecario era un oficio de nuevo tipo, de hecho, cuando abrió la entidad, pocas personas tenían clara la dimensión de la tarea asignada, sin embargo, gracias a la labor de personalidades como el periodista y caricaturista Antón Morales (director) y la técnico Aurora Macis Mauricé, se logró conquistar el prestigio y la aceptación de las masas que acudían para conocer más de la cultura universal.
Desde entonces el sitio ha crecido en renombre, al punto que por allí han transitado personalidades como la cantante Esther Borja, el narrador Luis Carbonell, el cuentero Onelio Jorge Cardoso, el trovador Pablo Milanés, el jefe de la cancillería de México en Cuba, el filósofo mexicano Raúl Rojas, ministros y viceministros de Cultura, así como el conjunto Guiñol Nacional, entre otros.
Del entorno y el trabajo
Desde su apertura, la Biblioteca Provincial ha mantenido una misma estructura, de correspondencia con los gustos y características de los públicos asistentes: Sala General (para consultas y autoestudio), la Infanto-Juvenil, Fondos raros y valiosos (con documentos antiguos, incluso de la colonia), Hemeroteca (con revistas, periódicos), Arte y literatura, Navegación online, y el área para personas con discapacidad, principalmente ciegos y débiles visuales.
Cada día, más de 150 personas acuden en el horario regular, de 8:30 am a 4:30 pm, de lunes a viernes, y de 8:30 pm a 12:30 pm los sábados, aunque la mayor demanda es en la mañana. Más de 50 trabajadores se encargan de brindar prestaciones de calidad, que incluyen la atención al cliente, pero también el cuidado de la base material, la conservación y limpieza.
Yuliet Heredia Suárez, directora de la institución, comenta que mensualmente desde las salas se promueven espacios fijos abiertos: Tiempo Joven, Hacia la Luz, La hora del saber, Panorama cultural, y el más longevo, Cultureando que refrescan las efemérides del mes, proponen juegos, diálogo con escritores, miniconciertos y presentación de nuevos textos.
Igual de significativo es el quehacer extensionista bibliotecario, articulado para contribuir al crecimiento espiritual de personas en comunidades distantes, centros penitenciarios, Hogares de ancianos, Casas de niño sin amparo familiar, al Hogar materno, escuelas alejadas del centro, la fábrica de tabaco… y otras entidades con las cuales se firman convenios colaborativos que incluyen prestamos de libros, creación de minibibliotecas y asesoría especializada.
Asimismo, agrega Heredia Suárez, durante la pandemia de la COVID-19, aunque cerraron las puertas desde el 18 de marzo, la unidad no se detuvo, pues activaron equipos para velar por el estado de los fondos atesorados y brindaron consultas vía telefónica y a domicilio, según las demandas de la población.
Una de las razones que singularizan a la Policarpo es su condición de guardiana de lo más antiguo y distintivo de las letras guantanameras. Novelas, cuentos, poesías, artículos periodísticos, fotos, cuadros de pintores locales… están a buen resguardo allí.
“La sala de Fondos Raros y Valiosos es, de hecho, el área de mayor importancia en materia patrimonial -afirma Mileybi Peláez Pieras, bibliotecóloga con 26 años de experiencia y responsable de ese departamento- Poseemos la historia bibliográfica de Guantánamo en periódicos, por ejemplo, que van desde La Voz del Pueblo, del siglo XIX, hasta los actuales Venceremos y Lomerío, a la par compilamos obras de autores locales como Luis Morlote”.
Igual de útil es el local para personas con discapacidad, que desde sus inicios ha contribuido a ayudar e informar a ingenieros, abogados y otros profesionales que aún con sus limitaciones físicas estudian y trabajan gracias a las posibilidades que brinda el Estado cubano.
Maira Matos Rivera es la especialista de dicha sala, y entiende como nadie la importancia de ese tipo de oportunidades, que favorece la existencia de bibliografías en braille y un sitio para consultarlas. Ella además visita y colabora con círculos de lectura en la escuela especial 14 de Junio; transcribe al braille noticias y textos solicitados por los invidentes, y al menos una vez a la semana visita a usuarios postrados para llevarles textos grabados en audio.
En el empeño de contribuir al fomento del hábito de la lectura la Biblioteca Provincial Policarpo Pineda Rustán se ha vuelto la casa de todos, donde el conocimiento deviene el bien más preciado y compartido. Tras medio siglo de labor, esta institución merece un puesto de mérito en la sociedad guantanamera que siempre tendrá allí las puertas abiertas.