Este 10 de enero se cumplen 94 años de que, en 1929, manos asesinas, al servicio del dictador Gerardo Machado dispararan a traición, en una calle de ciudad México, contra Julio Antonio Mella, extraordinario líder antiimperialista, fundador del Partido Comunista de Cuba y paradigma para la juventud revolucionaria de hoy.
Mucho ha de hablarse siempre de Mella, por sus extraordinarias cualidades como revolucionario que lo convirtieron en indiscutible líder del estudiantado universitario cubano.
Dotado de una elegancia singular, en Mella el amor, esa fuerza telúrica que al decir del poeta “convierte en milagro el barro”, estuvo presente en cada uno de sus actos.
Parafraseando al Che, quien también amo mucho y expresó que el verdadero revolucionario debe estar colmado de una gran dosis de amor, en el aniversario 94 de la muerte de Mella prefiero hablar en su recuerdo de la entrañable relación existente el joven revolucionario y Tina Modotti, una mujer sencillamente excepcional.
En una estrecha y pequeña calle en las afueras de Undine, al norte de Italia, nació Assunta Adelaide Luizia Modotti, quien fuera para el mundo sencillamente: Tina Modotti.
Desenfadada y extraordinaria mujer para su tiempo y todos los tiempos, que, tras una vida llena de diversas experiencias, la hicieron incursionar en el cine silente de Hollywood, la fotografía, y militar en las filas de la izquierda comunista.
Es en el México de 1928, en el que se conocen, el ya lider antimperialista Julio Antonio Mella y Tina Modotti, cuando esta aún era esposa del revolucionario Xavier Guerrero, quien el año anterior había marchado a Moscú.
Pudo entonces más el amor, surgido entre Mella Y Tina que los compromisos sociales de la época. La pareja parecía que se conocía desde toda una vida. Ellos sencillamente estaban hechos el uno para el otro y así se lo demostraron.
Un 4 de junio de 1928, por vez primera quedaron solos en la redacción del periódico El Machete. Desde el primer instante sus cuerpos sintieron la atracción y en un cuartico, al que llamaban El Archivo, se amaron.
Pero el amor, la vida en pareja les duró poco. El 10 de enero de 1929, en una calle de México, sicarios al servicio del dictador Gerardo Machado, asesinaban, ante la mirada inquietante y triste de Tina Modottí, a Julio Antonio Mella, quien en el último hálito de vida le confesó a su amada "Muero por la Revolución".